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Industria
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Energía
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El hidrógeno ha estado siempre alrededor de nosotros. Durante décadas, la industria lo ha utilizado como materia prima esencial en refinerías, en la producción de amoníaco o en procesos metalúrgicos. Sin embargo, este hidrógeno tradicional—denominado hidrógeno gris—emerge de procesos que liberan grandes cantidades de CO₂ a la atmósfera, específicamente del reformado de gas natural o la gasificación del carbón.
El hidrógeno verde rompe radicalmente con este paradigma. Mediante la electrólisis del agua alimentada exclusivamente con electricidad renovable, separamos las moléculas de H₂O para obtener hidrógeno sin emisiones asociadas. El proceso es tan limpio como sencillo: entra agua, electricidad renovable, y sale hidrógeno puro y oxígeno. No hay emisiones, no hay residuos tóxicos, no hay impacto climático.
La diferencia no es cosmética: cada kilogramo de hidrógeno verde que producimos evita la emisión de aproximadamente 10 kilogramos de CO₂ que generaría su equivalente gris. Multiplicado por miles de toneladas, el impacto climático positivo resulta monumental.
Si hay un lugar en Europa destinado a liderar la producción de hidrógeno verde, ese es España. Nuestro país disfruta de condiciones excepcionales que constituyen una ventaja competitiva estructural.
España posee uno de los recursos renovables más abundantes de Europa, con un potencial solar y eólico que permite generar electricidad limpia a costes cada vez más competitivos. Esta abundancia de recursos renovables se traduce directamente en un hidrógeno verde más asequible, ya que la electricidad representa el componente principal de su coste.
Además, nuestra geografía ofrece algo igualmente valioso: espacio. Los proyectos de hidrógeno verde a escala industrial requieren grandes superficies. España dispone de este espacio sin los conflictos de uso del territorio que limitan el desarrollo en otras regiones europeas más densamente pobladas.
El hidrógeno verde ha generado enormes expectativas, algunas justificadas y otras quizás sobredimensionadas. En Reolum, hemos adoptado un enfoque pragmático, identificando aplicaciones donde el hidrógeno verde puede generar impacto inmediato.
En nuestra visión, el hidrógeno no es un producto final para exportar—es un componente estratégico que transformamos en e-metanol. El metanol resuelve los dos grandes desafíos del hidrógeno: la dificultad y el coste de su almacenamiento y transporte. Como líquido a temperatura ambiente, el e-metanol «empaqueta» el hidrógeno en una molécula estable que puede utilizar infraestructuras existentes.
Sin embargo, el verdadero potencial del hidrógeno verde trasciende su uso directo. En un sistema energético cada vez más dominado por renovables intermitentes, el hidrógeno emerge como el complemento perfecto para gestionar los desafíos de la variabilidad. Los electrolizadores pueden activarse cuando hay excedentes de generación renovable, funcionando como reguladores del sistema eléctrico y transformando lo que sería energía desperdiciada en un vector energético valioso.
La revolución del hidrógeno verde no solo transforma los sistemas energéticos—también revitaliza las economías locales donde se implementa. En regiones como León, históricamente dependientes de industrias en declive como la minería del carbón, nuestros proyectos de hidrógeno verde representan mucho más que una alternativa tecnológica: constituyen un nuevo horizonte de desarrollo.
Los proyectos de hidrógeno verde generan empleo cualificado y estable, desde la fase de construcción hasta la operación. Estos no son empleos temporales, sino posiciones que requieren cualificación técnica y ofrecen oportunidades de desarrollo profesional en una industria con proyección de futuro.
Más allá del empleo directo, el ecosistema del hidrógeno verde crea nuevas cadenas de valor y oportunidades de diversificación económica. Desde el mantenimiento especializado de equipos hasta servicios de ingeniería o logística, cada proyecto de hidrógeno verde actúa como semilla de un nuevo tejido industrial.
n Reolum, no concebimos nuestras plantas como islas industriales aisladas de su entorno. Al contrario, las diseñamos como núcleos de ecosistemas industriales integrados donde el hidrógeno verde sirve como catalizador de simbiosis industriales innovadoras, maximizando el valor añadido que permanece en el territorio.
El hidrógeno verde ha completado su trayectoria desde los laboratorios hasta las primeras demostraciones comerciales. Ahora comienza la verdadera carrera: el despliegue industrial a gran escala.
Los próximos años serán decisivos. Quienes logren implementar primero proyectos industriales viables marcarán los estándares tecnológicos y capturarán las mejores oportunidades en un mercado en rápida expansión.
En Reolum no nos limitamos a participar en esta carrera—aspiramos a liderarla. Nuestros proyectos en desarrollo no solo producirán hidrógeno verde, sino que demostrarán su integración óptima en cadenas de valor complejas, creando un modelo replicable que podrá expandirse tanto en España como internacionalmente
Cuando el mundo busque ejemplos de implementación exitosa del hidrógeno verde integrado en soluciones industriales circulares, mirará hacia España. Y cuando España busque pioneros en este campo, encontrará a Reolum, transformando el potencial de la energía renovable en el combustible que impulsará la próxima revolución industrial.
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